La historia de vida de...

Pepe

Trebujena, Cádiz

Aunque ha tenido que dejar de lado muchas de sus aficiones tras el diagnóstico, Pepe ha conseguido reinventarse. Empezó a escribir a raíz de un verano en su piso de San Lúcar de Barrameda. Su primera obra fue un poema y, desde entones, no ha soltado la pluma. Aunque el párkinson le ha quitado muchas cosas, asegura que han llegado otras que le han llenado de felicidad.

Es muy querido en Trebujena, su pueblo, ejemplo de ello es la placa conmemorativa que preside la entrada de su casa. Su mujer es su gran apoyo, pero también el grupo de profesionales de la Asociación de Párkinson de Trebujena, especialmente su fisio y su logopeda. Porque como asegura: “Este acompañamiento es imprescindible en nuestro día a día”.

Tener un sistema asistencial y una red de apoyo cerca es fundamental, pero cree que hace falta una mayor voluntad política para mejorar la calidad de vida de las personas con párkinson en los entornos rurales y para eso hacen falta subvenciones: “Necesitamos una ayuda pública que nos apoye a continuar con las terapias. Una asociación que no tenga fisio ni logopeda está coja”.

Sin embargo, pese a las dificultades, Pepe es feliz en su pueblo, porque la solidaridad y el respaldo que ha encontrado entre sus vecinos y vecinas es su mayor impulso.